Se que acaso no puedas, ni pretendas,
borrar mi voz en su certero sino,
al cerrar la antepuerta del destino,
para borrar mis aguas de prebendas.
Tu honor se pierde por taimadas sendas
sin saber que prometes con mal tino
en esas noches donde brilla el vino,
que nunca supo contener tus riendas
Señor con tus promesas en letargo,
que buscas componer la melodía
sin poder evitar el tono amargo
¿Pudiste acaso enderezar tu vía?
¿Pudiste ante el dolor pasar de largo?
Apunta mis razones como guía
Esas riendas que no contuvo, desatadas por el vino, en un mal amigo, son tremendas.
ResponderEliminarUn abrazo Ignacio! Me encantó