Vuela el mar
el dolor se oculta entre la arena y los lirios
y en un tenue sonido a madera perdida.
Una torre vigila el compas y cadencia.
Frente al sol,
la herida de mis ojos se transforma en labios
y asi puedo besar con amplias magnitudes
las perezosas olas
que tiemblan como faunos
y sangran sobre su base mística.
Puedo también imaginar el viento
que me acuna en los altos
como mano gentil y poderosa
como dueño escondido
que controla mis alas
imaginadas sólo
frente a la espuma ingrata
de esta vieja ciudad.

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