El momento se diluye sobre una tormenta que pugna por mantener su dominio. La pradera arroja los últimos vestigios de profanación. El aire forma un cuarteado de colores para demostrar su indiferencia.Nada se ha perdido. No hay balbuceos.
Los sauces mantienen la serenidad y el camino señala sus lindes.No debe haber temores en el fuego de la cabaña,ni en en el crepitar del ensueño.
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