domingo, 13 de noviembre de 2011

MOMENTO PARA ROMPER EL ESPEJO._Por Ignacio Bellido

No podemos comprender nuestro cuerpo

y sin embargo seguimos

alterando la luz de la estrella

que se atrevió a pronunciar nuestro nombre.

Nada es nuestro y todo es nuestro.

Nadie nos pronuncia y todo nos pronuncia.

La flor ha sentenciado nuestra presencia

y el agua inicia su huida hasta el borde de nuestra existencia.

No más presagios

No más augurios.

No mas definiciones.

Ni palmoteos, ni sonrisas ni pretensiones.

Ni salmos, ni doctrinas, ni cajas de resonancia.

Quedaros con los subproductos que llamáis armonía

no acudáis a mi piel con más ruegos.

He indefinido mi presencia

y ya no podréis nombrarme

ni establecer comunicación

con la verdad fisiológica de mi aleteo

nI con los pliegues de mi noche.

Sigo en esta muralla de sentimientos

observando como se quiebra vuestro horizonte,

al ritmo de esta invocación.

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