domingo, 13 de noviembre de 2011

MI DESEO PARA WOODY ALLEN.-Por Ignacio Bellido

Viendo películas de Woody Allen,
puedes acabar con un sospechoso dulzor de boca,
o con fálica sensación de pertenecer
a un admirado grupo en Manhattan.
También puedes sentirte
poseedor de toda la inteligencia,
de todos los vínculos de mirada,
y de reinar en una piedra
que flota en el río Hudson.

No es que Woody se entregue mal,
no.
Pero he pasado muchas horas
tratando de advertirle
de que su rumbo es el clarinete,
y de que sus historias
pueden empachar
como un postre de caracoles con miel,
de que Woody,
nosotros tenemos la misma proporción de agua
y no necesitamos ungüentos de celuloide.

Woody,
has comprendido que hay fondo de admiración en mis sugerencias
y que puedo convertirme
en entregado peatón de tus andanzas.
Al fin,Woody,
soy una hormiguita desafinada,
por eso insisto en lo del clarinete.

El poeta Marlo,
llevará este mensaje
a tu próximo concierto en Madrid.
Dedícale un "solo" de tus manos
en un arco de cielo.

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