Me alegra que te acerques a mi puerta
Ahora que el tiempo no nos pertenece
Y podemos admirar la luz de nuestros cuerpos
Desde la cercanía
Me alegra que me mires sin mirada
Y que tus vibraciones sean las mías.
Me alegra que vueles en la pluma de un ave
que te sientas diosa de una magnitud
en sus comienzos.
que sepas que ausencia ya no existe
y es presencia plena
la que nutre de savia el nuevo árbol
que al fin no necesita de señuelos de luz.

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