sábado, 12 de noviembre de 2011

LA PROFUNDIDAD.-Por Ignacio Bellido

La profundidad es un molino lleno de elixires, lleno de
náuseas.
Allí habitan los repliegues de la vida,
errores y brillos,
maderas de cuna, ojos perdidos en promesa.
La profundidad, se asocia a los abismos,
aunque se olvida el pensamiento que se dobla y dobla
en su reja enmohecida
para ofrecer un túnel de engañosa luz.

Vivimos lo profundo con desazón,
y a veces con orgullo de llegada,
pero nada más profundo que el silencio
donde tiene cabida el recuerdo sin manos
el cuerpo fosilizado del niño
y alguna flecha errante en su veneno.

En la profundidad del silencio,
no hay espacio para melodías,
ni tampoco entregas que multipliquen la sensación de vida.

Unas flores de plástico,
adornando los últimos gritos del cadáver,
ocupan la confirmación del pensamiento.

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