El día comienza cubierto de nardos. Es tu verbena. Fórmula para que no se capte tu olorcillo a humanoide, por más desodorantes. Llegas, dominas unos metros cuadrados con secretaria incluida, y te coronas mundo...
Si te detienes, y escuchas, de la parez cercana, a la derecha de tu terno, se oye un requiem, no el de Mozart, no... es un canto común para todos los degradados, en el momento del adios definitivo...
Salve y buena acogida en el nuevo lugar que espera...
Mientras preparo maletas, es bueno tomar un momento para la palabra y heme aquí, GRACIAS por compartir.
ResponderEliminarSaludos
Rossana