Queria pasar la mañana en mis claustros particulares
acariciando los nucleos de bondad que acuden a mis rezos.Rezos apócrifos según ELLOS definen.
Me senté junto al brocal del pozo, que siempre permanece en espera.
Abrí un libro de Wittgenstein:
"No es posible guiar a los hombres hacia lo bueno; sólo puede guiárseles a algún lugar. Lo bueno está más allá del espacio fáctico".
Después de esta lectura cerré con doble ceremonia, mis libros de perfección.

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