Me cubre el magma de benevolencia,
en armonía con mis interiores.
Así puedo contemplar el alma
que me sobrevive,
y pasear por el campo
que ha crecido en su noche.
Los satélites han detenido su giro
sobre el punto donde nacen las aguas,
y el Todo se conjunta.
Algo invisible se proclama
mientras contemplo la rama del beleño.
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