martes, 1 de noviembre de 2011

GAIA.-por Ignacio Bellido

Me cubre el magma de benevolencia,
en armonía con mis interiores.

Así puedo contemplar el alma
que me sobrevive,
y pasear por el campo
que ha crecido en su noche.

Los satélites han detenido su giro
sobre el punto donde nacen las aguas,
y el Todo se conjunta.

Algo invisible se proclama
mientras contemplo la rama del beleño.

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