Silenciosa y lejana armonía
que en la vaguada rindes
la última gota de tu sol,
acude a la luz de mirada
y en tu clamor de vuelo,
rompe mi alborada de otoño
voz de silencio que me llena
surco de seda que desciende.
Acude y entrégame tu cello,
pauta los rincones de mi río
brilla el incienso de su aceña.
Bendíceme si acaso muero antes.
Es hermoso este canto del alma, Ignacio
ResponderEliminarTanto así que quisiera escribir colgada a tu letra del alma, que se prolonga en esta, mi rusticidad.
NADA
Nada está inmovil,
el cuerpo y su existencia
instrumento primario del espíritu...
Yo, animal, vegetal, mineral,
visible o invisible, vibrando.
Onda etérea, mente soy,
materia astral de mundos,
girando a voluntad, existencia.
Otoño en el plumaje, sueño invernal.
Rossana
Bellisimo poema el que me dejas Rossana,como tu alma.
ResponderEliminarGracias poeta
Estos versos surgieron esta mañana, creo que no hay mejor respuesta, (aunque distan mucho de los de Ross, ella es ELLA) aparte de decirte que es preciso, que me encanta, como todo lo que escribes. Te los dejo, Ignacio, son para ti...Abrazo, Poeta.
ResponderEliminarEntre luces y sombras,
de rojos, amarillos
y tierra,
el otoño juega
con el tiempo...
-Su tiempo-
Carmen Calvo
Hermoso Carmen como tu alma ,sin duda alguna.No hagas comparaciones nunca.Tu poesía es tu poesía y la agradezco con toda el corazon.
ResponderEliminarUn abrazo