Encontré por fin al sabio
que me entregó este pergamino:
“Concentra tus manos
sobre la raya que confunde
y no temas a la víbora
que divide el camino.
Podremos ser dioses
si conducimos los pensamientos
a la mirada interna.
El rito del agua vive en nosotros.
Déjame tu mirada
para que marque los hitos.”
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