sábado, 29 de octubre de 2011

HAY QUE ARAÑAR LA TIERRA.-Por Ignacio Bellido

HAY QUE ARAÑAR LA TIERRA

Nadie muere en la ausencia
Ni nadie sacrifica la armonía del cisne con la mirada.
Todo adquiere proporciones de bondad
Cuando hemos sabido comprender
La mirada del animal amigo que entrega a nuestro lado
Su gran caricia, y permanece junto a la luz.


Es así
Y no hemos de pensar que el mundo sea un improperio
Ni un manojo de violetas ajadas.
NI el desentono de un proscenio con cantante incluido.
Todo ofrece su pétalo y también su desarmonía
Todo ha de evaluarse sin necesidad de arrancar las hojas para
Fingir la belleza de un otoño.
Hemos de permanecer
Sobre la inmovilidad de los astros que nos mantienen.
Y sobre el brillo del pequeño cristal
Que prefirió quedarse en las lindes de un camino.
Ahh nuestra savia
Nuestro lamento nacarado
Esa señal que perdura en presencia de madre.
Ahhh nuestro pecado
Y nuestra manzana
Y el improperio
Y la señal acústica del impaciente que revienta la noche

Todo ello Señor de magnitudes,
Está conformando nuestro decir
Y me pierdo en la primera esquina
Y extiendo mi mano de imploración
Para recibir la enseña del amigo
Que también ronda en su condescendencia sobre los tejados
Que no quieren continuar siendo escudo de la infamia.
¿Cómo explicar al rascacielos
Lo ingratos de sus noches?
¿Cómo señalar al mendigo
Que la salvación está al lado de su lamento?

¡Cómo se invierte el mundo!
Y no hay arriero que pueda subir su carro a las montañas
ni prestamista de bondades.
Hay que arañar la tierra
Cuando el agua manifiesta su rechazo
Y escribir la primera letra de otro alfabeto.
Donde brilla la presencia de la madre
Ofreciendo de nuevo su claustro
Para el regreso.

Dejemos al mar en su reposo de madrugadas,
Él también espera
El también reniega de las gaviotas que no supieron comprender.
Por eso hagamos fantasía
Y proclamemos que el mar no existe
Ni existe la montaña de bendiciones
Ni siquiera la culpa nos acecha.
Escribamos sobre nuestra piel
Los versos de Hölderlin,
En su locura de entrega
O el llanto del poeta en la incomprensión.
Vamos a revertir el camino
Y elijamos al sauce como entrega
Para que nos represente ante el agua.


¿Cómo nacer de nuevo?
Dónde está el aposento que alivia la sequedad de nuestras hojas?
Dónde se perdió la armonía?

¿Quien mantiene la promesa de una salvación
Basada en las genuflexiones?.

Hoy he de silenciar de nuevo
Para que no maltratéis mi silueta con los dardos de la vanidad.
Hoy he dibujado vuestro rostro
En la arena de mi huerto
Para saber de vuestra huellas
Cuando el maligno os obliga en las noches.

Hoy he sabido custodiar mi huerto.
Y bendigo la cruz de vuestras manos
Para que, juntos , podamos entregarnos al nuevo pentagrama.

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