Tu soplo sobre la vida,
entona los senderos
donde espera la magnitud.
Una pequeña rama te observa,
se detiene,
se une a ti,
no hay pecado.
La redención acude
cuando el animal acepta tu mirada.
o las ondas de viento
acarician tu nombre
o la piedra cuida tu camino.
Cuando La Luminaria
condensa estas caricias,
el cuerpo renuncia
y el Todo se comprende.
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